Quiero que empieces la semana sonriendo

Esta es una historia que alguien le ha contado a alguien, y todo el mundo la conoce, pero no se sabe de dónde ha salido...
Una joven sube a un autobús, paga el billete y se sienta en el único asiento libre que quedaba, al lado de un señor, elegantemente vestido, que la sonrió al moverse para hacerla más sitio.
El autobús echa a andar, la joven ya acomodada saca un sobre de su bolso y mira su contenido, un papel de carta con un logotipo azul en una esquina y unas pocas letras escritas a máquina.
La joven suspira ruidosamente y una sonrisa enorme se dibujó en su cara.
-¿Buenas noticias? -preguntó el señor, sintiéndose partícipe involuntario...
-Oh..., disculpe -Dijo la joven, dándose cuenta de lo que había hecho.
-No hay problema, al contrario...¿entonces?
-Son buenísimas noticias...¡Estoy embarazada! -Contestó la joven.
-Cuanto me alegro...¡Felicidades! -Contestó paternalmente el hombre.
-Si, yo también me alegro mucho. Hace tiempo que quería este embarazo. Ya llevo cuatro años casada...y cuando no era por una cosa era por otra, nunca conseguíamos que esta prueba diera positiva.
-Es increíble cómo se dan las coincidencias. -Dijo el hombre sacando un sobre de su bolsillo. -Yo también acabo de recibir una buena noticia. Hace ya dos años que compré un caballo de carreras y, como usted dice, cuando no era por una cosa era por otra, que nunca había ganado un gran premio...Y mire, hace apenas unos minutos, me llegó este telegrama avisándome de que, por primera vez, ganamos una carrera del circuito oficial.
-A veces el azar hace cosas maravillosas.¿no cree? -Preguntó la joven.
-Sí..., aunque en este caso tuve que ayudar al azar....Voy a contarla un secreto -Dijo el hombre bajando la voz y arrimando su mano a la boca como quien quiere esconder sus palabras-. Yo estaba tan deseoso de ganar una carrera...que sin decírselo a nadie decidí cambiar de jinete.
-Le voy a contar otro secreto... -Dijo la joven repitiendo el gesto de él-. Yo también.