lunes, 28 de julio de 2014

La verdadera vida vivida

Había una vez un hombre que peregrinaba por el mundo fijándose en aquello que veía.
Un día, este hombre sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. Él había aprendido a hacer caso riguroso a estas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo, así que dejó todo y partió.
Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos divisó, a lo lejos, Kammir. Un poco antes de llegar al pueblo, una colina a la derecha del sendero le llamó mucho la atención.
Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadores; la rodeaba por completo una especie de valla pequeña de madera lustrada.
Una portezuela de bronce lo invita a entrar. De pronto, sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en ese lugar. El buscador traspasó el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles.
Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de este paraíso multicolor. Sus ojos eran los de un buscador, y quizás por eso descubrió, sobre una de las piedras, aquella inscripción...
Abdul Tareg, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días se sobrecogió un poco al darse cuenta de que esa piedra no era simplemente una piedra, era una lápida.
Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en ese lugar. Mirando a su alrededor el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción. Se acercó a leerla, decía: Yamir Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas.
El buscador se sintió terriblemente conmocionado. Este hermoso lugar era un cementerio y cada piedra, una tumba. Una por una, empezó a leer las lápidas. Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto.
Pero lo que lo conectó con el espanto, fue comprobar que el que más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los 11 años... Embargado por un dolor terrible se sentó y se puso a llorar.
El cuidador del cementerio, pasaba por ahí y se acercó. Lo miró llorar por un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.
No, ningún familiar dijo el buscador, ¿qué pasa con este pueblo?, ¿qué cosa tan terrible hay en esta ciudad? ¿Porqué tantos niños muertos enterrados en este lugar?, ¿cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente, que los ha obligado a construir un cementerio de chicos?
El anciano se sonrió y dijo:
Puede Ud. serenarse. No hay tal maldición. Lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré.
Cuando un joven cumple quince años sus padres le regalan una libreta, como ésta que tengo aquí, colgando del cuello. Y es tradición entre nosotros que a partir de allí, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella:
A la izquierda, qué fue lo disfrutado... a la derecha, cuánto tiempo duró el gozo.
Conoció a su novia, y se enamoró de ella.
¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla?, ¿una semana?, ¿dos?, ¿tres semanas y media?...
Y después... la emoción del primer beso, el placer maravilloso del primer beso, ¿cuánto duró?
¿el minuto y medio del beso?, ¿dos días?, ¿una semana?...
¿y el embarazo o el nacimiento del primer hijo...?
¿y el casamiento de los amigos...?
¿y el viaje más deseado...?
¿y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano...?
¿Cuánto tiempo duró el disfrutar de estas situaciones?
¿horas?, ¿días?...
Así... vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos cada momento.
Cuando alguien se muere, es nuestra costumbre, abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo sobre su tumba, porque ése es, para nosotros, el único y verdadero tiempo vivido.

¡¡¡¡ FELIZ INICIO DE SEMANA !!!!
¡¡¡¡ FELICES VACACIONES !!!!
Hasta Septiembre.....Bss.


lunes, 21 de julio de 2014

Tarta de Zanahoria Light

Ingredientes:
1/2 kilo de zanahorias. 
100 g de coco rallado. 
6 cucharadas soperas de azúcar integral. 
2 cucharadas soperas de margarina light. 
6 bizcochos integrales.
El zumo y la corteza rallada de un limón.

Elaboración:
Cuece las zanahorias y bátelas con los demás ingredientes, excepto los bizcochos. 
En un molde prepara una capa de bizcochos partidos por la mitad, encima coloca la mezcla anterior, otra capa de bizcochos... y así hasta acabar con los ingredientes. 
Prénsalo todo bien, mételo en el frigo y decora con coco rallado. 
Sana y buenísima.

Confía en ti mismo

Esta es la historia de un elefante y una alondra que eran muy buenos amigos. Por ello, el ave le mostraba al paquidermo los lugares más sombreados para descansar y, como agradecimiento, el elefante protegía con su imponente presencia el nido de la alondra del ataque de serpientes y ardillas.
Un día que estaban conversando junto a la orilla del río, el elefante le confesó a su amiga:
- " No sabes la envidia que te tengo por no poder volar como tú y conocer lugares lejanos ".
En respuesta, la alondra le dio una gran alegría asegurándole que eso era mucho más fácil de lo que imaginaba.
Arrancándose con el pico una pluma de la cola que estaba a punto de caérsele le dijo:
- " Aprieta fuerte esta pluma en tu trompa y agita con velocidad las orejas arriba y abajo ".
Dicho y hecho. El elefante batió sus enormes orejas con fuerza y empezó a elevarse lentamente por los aires hasta que, casi sin darse cuenta, notó cómo dominaba el vuelo.
Tras recorrer mundo, el elefante volvió  y agradeció a la alondra que le hubiese regalado esa pluma milagrosa. A lo que el ave le contestó:
- " La verdad es que esa pluma no vale para nada, pero tenía que darte algo para que creyeras en ti, aunque tú habrías volado de todos modos ".

Cuantas veces necesitamos de un pequeño empujón para decidirnos a hacer algo....Por suerte siempre tenemos a alguien que nos da "una de sus  plumas"...GRACIAS !!!
¡¡¡¡ FELIZ SEMANA !!!!

miércoles, 16 de julio de 2014

¿De verdad confías?

Cuentan que un alpinista, desesperado por conquistar el Aconcagua, inició su travesía después de años de preparación, pero quería la gloria para el solo, por lo tanto subió sin compañeros.
Empezó a subir y se le fue haciendo tarde, y mas tarde, y no se preparo para acampar, sino que decidió seguir subiendo decidido a llegar a la cima, y oscureció. La noche cayo con gran pesadez en la altura de la montaña, ya no se podía ver absolutamente nada. Todo era negro, cero visibilidad, no había luna y las estrellas estaban cubiertas por las nubes.
Subiendo por un acantilado, a sólo 100 metros de la cima, se resbalo y se desplomo por los aires... caía a una velocidad vertiginosa. Sólo podía ver veloces manchas mas oscuras que pasaban en la misma oscuridad y la terrible sensación de ser succionado por la gravedad.
Seguía cayendo... y en esos angustiantes momentos, le pasaron por su mente todos sus gratos y no tan gratos momentos de la vida, el pensaba que iba a morir, sin embargo, de repente sintió un tirón muy fuerte que casi lo parte en dos. Sí, como todo alpinista experimentado, había clavado estacas de seguridad con candados a una larguísima soga que lo amarraba de la cintura.
En esos momentos de quietud, suspendido por los aires, no le quedo más que gritar:
- ¡Ayúdame Dios mío!
De repente, una voz grave y profunda de los cielos le contesto:
- ¿QUE QUIERES QUE HAGA?
- Sálvame Dios mío, decía él.
- ¿REALMENTE CREES QUE TE PUEDA SALVAR?
A lo que el Alpinista respondía:
- Por supuesto, Señor.
- ENTONCES CORTA LA CUERDA QUE TE SOSTIENE.
Hubo un momento de silencio y quietud. El hombre se aferró más a la cuerda y reflexionó...
Cuenta el equipo de rescate que el otro día encontraron colgado a un alpinista congelado, muerto, agarrado con fuerza con las manos a una cuerda... ¡a tan sólo dos metros del suelo!

¿Y tú? ¿Qué tan confiado estás de tu cuerda? ¿La soltarías?

¡¡¡¡ FELIZ SEMANA !!!!


lunes, 7 de julio de 2014

¿Qué escojo hoy?

Se dice que el discípulo de un venerable sabio, estaba extrañado y sorprendido de que su maestro estuviese siempre sonriente y feliz, a pesar de las dificultades de la vida. Intrigado, un día, le preguntó:
- " Maestro, ¿cómo es que siempre se te ve tan contento y satisfecho? ".
El maestro le respondió:
- " Amigo mío, no hay secreto alguno en ésto. Cada mañana cuando me despierto, me hago esta pregunta a mí mismo: ¿Qué escojo hoy, alegría o tristeza? Y siempre escojo alegría ".

Y tú, ¿qué eliges hoy?
Espero que lo mismo que yo....
¡¡¡¡ FELIZ SEMANA !!!!