lunes, 20 de mayo de 2013

Lo que damos, regresa

Su nombre era Fleming y era un pobre agricultor inglés.
Un día, mientras trataba de ganarse la vida para su familia, escuchó a alguien pidiendo ayuda desde un pantano cercano.
Inmediatamente soltó sus herramientas y salió corriendo hacia el pantano. Allí, enterrado hasta la cintura en lodo negro, estaba un niño aterrorizado, gritando y luchando, tratando de liberarse del lodo. El agricultor Fleming salvó al niño de lo que hubiera sido una muerte segura, lenta y terrible.
Al día siguiente, un carruaje muy pomposo llegó buscando al agricultor. Un noble inglés, elegantemente vestido, se bajó del vehículo, y se presentó como el padre del niño al que Fleming había salvado.
- Quiero recompersarlo. -Dijo el noble.- Usted salvó la vida de mi hijo.
- No, yo no puedo aceptar ninguna recompensa, hice lo que tenía que hacer. -Respondió el granjero, rechazando la oferta.
En ese momento, salió el hijo del agricultor intrigado.
-¿Es este tu hijo? -Preguntó el noble.
- Si, señor -Contestó orgulloso el granjero.
- Le voy a hacer un trato. Déjeme llevarme a su hijo. Le proporcionaré una buena educación, estudios. Si es como su padre, se hará un hombre del cual estar orgulloso.
El granjero aceptó.
Con el paso del tiempo, el hijo del granjero Fleming se graduó en la escuela de Medicina del St. Mary`s Hospital de Londres, y se convirtió en un personaje conocido en el mundo entero: Sir Alexander Fleming, premio Nobel de Medicina, descubridor de la penicilina.
Algunos años después, el hijo del noble inglés cayó muy enfermo por una pulmonía.
¿Qué lo salvo? La penicilina.
¿Quien era el noble Inglés? Randolph Churchill.
¿Quien era el hijo del noble? Sir Winston Churchill.


No sabemos si nos ocurrirá algo tan grandioso, pero, por si las moscas...."Hagamos siempre lo que consideremos que debemos hacer".

¡¡¡¡ FELIZ SEMANA !!!!

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