En
una ocasión, un león se aproximó hasta un lago de aguas claras
para calmar su sed y, al acercarse, vio su rostro reflejado en ellas
y pensó: "¡Vaya!, este lago debe ser de este león. Tengo que
tener mucho cuidado con él."
Atemorizado
se retiró de las aguas, pero tenía tanta sed que regresó a las
mismas.
Allí
estaba otra vez el "león". ¿Qué hacer? La sed lo
devoraba y no había otro lago cercano.
Retrocedió.
Unos
minutos después volvió a intentarlo y, al ver al "león"
abrió las fauces amenazadoramente, pero al comprobar que el otro
"león" hacía lo mismo, sintió terror.
Salió
corriendo, pero ¡era tanta la sed!
Lo
intentó varias veces de nuevo, y siempre huía espantado.
Pero
tenía tanta, tanta sed, que tomó finalmente la decisión de beber
agua del lago sucediera lo que sucediese.
Así
lo hizo. Y al meter la cabeza en las aguas, ¡el "león"
desapareció!
El
Maestro dice: Muchos de nuestros temores son imaginarios. Sólo
cuando los enfrentamos, desaparecen.
No
dejemos que nuestra imaginación descontrolada usurpe el lugar de la
realidad, ni nos
perdamos en las creaciones y reflejos de nuestra propia mente.
¡¡¡¡ Feliz semana !!!!
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