Dos eruditos compartían viaje con un pastor que les servía de guía. En un tramo del camino se quedaron sin provisiones, salvo un pedazo de queso y un mendrugo de pan.
Todos tenían hambre, pero no se pusieron de acuerdo en cómo repartir las viandas.
Los eruditos argumentaban que ellos lo necesitaban más, pues el pastor estaba acostumbrado a la austeridad. El pastor pensaba que le pertenecía a él, ya que su trabajo era más duro al hacer doble esfuerzo buscando los mejores pasos y vados.
Uno de los eruditos dijo:
-Propongo que aquel que mañana al amanecer narre el sueño más hermoso decida cómo repartir los alimentos.
Todos aceptaron la propuesta.
A la mañana siguiente los eruditos contaron cada uno de ellos unos sueños a cada cual más hermoso y lleno de maravillas.
Cuando llegó el turno del pastor, dijo:
-La verdad es que no he tenido ningún sueño hermoso, únicamente recuerdo que en visiones se me apareció un hombre de aspecto rudo, que me exigió que me levantara y me comiera el queso y el pan bajo amenazas, así que eso es lo que he hecho.
Hay que ser práctico y sobre todo rápido....
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